lunes, 19 de noviembre de 2012

DIA 13

Desgraciadamente el sábado por la tarde dejo de funcionar internet en la Misión, y no he tenido conexión hasta ahora mismo que acabo de aterrizar en Barcelona.

Os publico la entrada del sábado, tal como quedó escrita.




Por supuesto hoy el día ha sido diferente.
Ya no había quirófano, y creo que me he levantado un poco duro de ánimo, para evitar irme poniendo blando a lo largo del día.

Después de recoger las cosas del hospital, me he ido al mercado con Claire, Meritxell, Cristina y Marta.
Como aunque llevamos aquí dos semanas, no conozco nada de Mondou, me ha sorprendido mucho el mercado. Me ha recordado a los bazares de Estambul o El Cairo, todo eran callejuelas llenas de tiendas agrupadas por especialidades, verduras, especias, telas, vestidos, carne (increíble olor) y pescado (que hacía agradable el olor de la carne).
Las chicas, empeñadas en comprar telas africanas, han mareado a todos los vendedores del mercado, un número ingente, para al final, como siempre, no encontrar nada que las convenciera.



Hemos vuelto a la Misión y hemos pasado visita a todos los pacientes. He curado a algunos que Marta quería que revisara las heridas, y la mayoría se han puesto a hacer cola en la sala de curas. Creo que tenían un poco de pelusa.

Me han dicho que había problemas porque los últimos en llegar del hospital no tenían ningún lugar donde acomodarse, pero en esto Mondou es igual que Madrid, aquí no hay que mande un paciente a su casa: que si viven muy lejos, que no tienen nadie que los cuide, que no se encuentran bien del todo…. Misión imposible.

Siendo objetivo: muy buenas sensaciones. Los pacientes en general están muy bien, contentos, y es muy reconfortante recibir su agradecimiento, sus sonrisas y sus apretones de manos. Algunos han aprendido a decir “buenos días” o “muchas gracias” en castellano.

Lo más importante es que el objetivo principal está conseguido. Estas “niñas perro” que nos encontramos al llegar estarán de pie y caminando en unos meses.





Por la tarde teníamos la cena-fiesta.
Sensaciones confusas.
Han montado como un cuadrado de sillas en el patio para los invitados, unos 60. Nosotros, gente del hospital, misioneros, y gente que no conocía de nada.
Los más importantes teníamos unas mesas bajas delante y los demás no.
Han servido la cena, mientras todos los niños y sus familias veían como nos poníamos como el quico.  Eso no me ha gustado.
Los niños, todo el rato nos llamaban: Claire, Pedro, Xavier, porque tenían ganas de jugar. Si les hacíamos caso y se acercaban, pues venían los camareros y los alejaban. Eso tampoco me ha gustado.
Después del postre, todos los niños operados nos han cantado dos canciones. Lastima que no pueda subir aquí videos (por la velocidad de la conexión), ha sido chulísimo. Eso SI me ha gustado.
Después Ismael, un hombre joven que operé de una secuela de una fractura de fémur ha leído un discursillo, dándonos las gracias por haber venido a tratarlos.
Le tengo mucho cariño y ha sido bastante emocionante.
Por último, a todos los miembros de la expedición nos han hecho un regalo: camisas para los hombres y vestidos para las mujeres.
Nos los hemos puesto y la carcajada del publico ha sido general.
Esto también me ha gustado, aunque podéis haceros vuestra propia opinión:



Había dejado para el final hablar de mis dos chicas favoritas: Cristina y Meritxell.
Meritxell vive en Ibiza, y trabaja haciendo sustituciones, creo que con mayor frecuencia en cuidados paliativos. Cristina vive en Barcelona y es enfermera de primaria.
Cristina, aunque vive en Barcelona, es cómo yo de un pueblo pequeño, cuya patrona santa Margarita, se celebra el día 20 de Julio (día de mi cumpleaños). Curiosamente, su familia se dedica a la cría de ganado vacuno, como la mía.

Meritxell, aunque vive en Ibiza es de Reus. Tiene un novio que se llama Gabriel, y se ha pasado todo el viaje comprándole cosas. Dice que quiere tener 3 hijos, aunque no se si esto lo sabe su novio (ahora ya sí, claro).

Las dos son superdivertidas. Meritxell es un poco más alternativa, y Cristina más formal. Y las dos son la razón de que a pesar de la dureza del trabajo de cada día, haya disfrutado como un enano estas dos semanas y me haya reído muchísimo.

Cuando se planificó la expedición Cristina venía a instrumentarnos a los traumatólogos y Mertitxell a ayudar a los anestesistas, pero como estábamos Siniki y yo y hemos trabajado prácticamente siempre en los dos quirófanos a la vez, pues las dos han tenido que hacer de instrumentistas.
Quiero que todos sepáis, que no sólo han trabajado como auténticas burras para ordenar el almacén de material de la Misión, para que cada día estuviese todo el instrumental preparado para hacer 10 o más intervenciones, es que además lo han hecho PERFECTO.
Han llevado el machismo con el que el personal del hospital las trataba cada día con una gran dignidad y una buena dosis de buen humor y tengo que valorar su labor como instrumentistas como de Sobresaliente.
Pero lo que más valoro de todo, es que he conocido a dos nuevas amigas.




Y ahora por fin ha llegado el momento de regresar.
Mañana a las 8 y media, salimos hacia D’jamena. 9 horas de viaje.
A las doce de la noche cogemos el avión hasta Paris, y desde allí cada uno a su casa.

Han sido dos semanas agotadoras. He dado todo lo que se y todo lo que he sido capaz de dar, pero también he aprendido muchas cosas.

He aprendido como se disfruta de detalles, a reconocer el agradecimiento y reconocimiento sinceros, y sobre todo he aprendido, viviendo entre gente que no tiene nada, a valorar de otro modo lo que tengo.

Sin vuestra compañía esto, probablemente hubiese sido un infierno. Gracias a los incondicionales del blog y a todos los que en algún momento leyendo estas páginas me habéis hecho compañía. Esta tarde he visto que llevaba más de 6000 visitas y os puedo asegurar que eso anima bastante el corazón.

Me despido por ahora, pero dejo la luz encendida, porque probablemente nos volvamos a ver el año que viene.



Y es que tenéis que entender, que una vez conocidos, uno ya no puede echar en el olvido estos niños.




BESOS Y HASTA SIEMPRE

viernes, 16 de noviembre de 2012

DIA 12


Buenos días amigos.
Por fin hemos terminado nuestro trabajo quirúrgico.
Aunque mañana os haré un resumen de lo que hemos hecho, hemos operado a 96 pacientes.

Hoy por ser el último día, cuando se programó, pusimos menos pacientes, pero a lo largo de la semana ha ido llegando alguna fractura y alguna infección, y al final teníamos programados 9 intervenciones, pero lo peor estaba por llegar.

Cuando hemos llegado por la mañana al hospital, lo primero hemos ido a ver al niño del tumor, que estaba bien y después a ver al resto de los enfermos.
Delante de las dos salas donde se quedan ingresados los enfermos había acampado una familia de Bororo.

Los Bororo son los nómadas que viven en el desierto al norte de D’jamena. Son pastores y se mueven por el desierto en busca de agua con sus cabras.
Nos traían a una niña, que tuvo una fractura en el brazo hacía algo más de un mes.
La mano estaba completamente necrótica, y la gangrena avanzaba por el antebrazo dejando al aire cúbito y radio.


Cuando se enteraron que estábamos aquí, se pusieron en marcha para traerla, y les ha costado, no quiero ni imaginarme las dificultades, estas dos semanas de ruta.
La amputación es la única alternativa para estos casos tan dramáticos.
Mientras le amputaba el brazo a la niña, no he podida dejar de pensar en cómo debe sentirse una madre, que ve como día tras día  el brazo de su niña se va pudriendo sin poder hacer nada para remediarlo. Seguro que entre las comodidades de nuestro mundo y las desgracias de este puede existir un lugar intermedio.
Se que las fotos son muy duras, pero esto es la realidad aquí, y no os la quiero maquillar.


A pesar de lo duro del episodio, como la amputación ha sido lo primero que hemos hecho, después hemos continuado con lo previsto, y nos hemos ido animado viendo que por fin se acercaba el final del trabajo.
Hacia las cinco de la tarde, hemos terminado con el último paciente.


Cuando hemos vuelto a la Misión, los niños nos estaban esperando. Solo quieren jugar con nosotros a la pelota y que les pongamos películas, y la verdad que estar con ellos es siempre el mejor momento del día.


Apenas hemos tenido tiempo de ducharnos, porque hoy nos había invitado a cenar a su casa un matrimonio de médicos de aquí, para agradecernos nuestro trabajo.
Yo me he aburrido un poco, porque todo el rato han estado dando discursos en francés y no me he enterado de nada, pero por lo menos hemos cenado bien.

Mañana por la mañana tenemos que ir al Hospital a recoger todo el material que hemos utilizado todos estos días, y después revisar a todos los pacientes.
Las chicas quieren que vayamos a ver el mercado si acabamos pronto, ya os contaré.
Mañana a última hora de la tarde hay programada una cena-fiesta con toda la gente del hospital y los pacientes. Cuando hemos llegado hoy del hospital los pacientes estaban ensayando una canción que nos van a cantar (creo que era una sorpresa, pero los hemos pillado).

Os habréis dado cuenta que hoy no he hablado de nadie de la expedición. Faltaban dos días de blog y dos personas: Cristina y Meritxell, pero cómo no he podido decidirme aun por cual de las dos es mi favorita, en el capítulo de cierre, os hablaré de las dos.

Besos y hasta mañana.